El Imperio Español, en su apogeo en los siglos XVI y XVII, fue una potencia global que dominó extensos territorios en Europa, América, África y Asia. A través de la colonización de América Latina, Norteamérica y Filipinas, España obtuvo enormes riquezas, especialmente oro y plata, consolidando su posición como líder mundial en comercio e influencia cultural.

Nosotros nos centraremos en la decadencia del Imperio Español que se extiendo a lo largo de los siglos, es decir, no fue un proceso que ocurriese de la noche a la mañana, se suele asociar especialmente con los siglos XVII y XVIII, cuando España experimento un declive significativo en su influencia global y en la estabilidad económica y política.

Hubo diversos factores que motivaron esta profunda decadencia que situó a España mucho más lejos de la cúspide internacional siendo su principio del fin cómo gran superpotencia. Por un lado, la crisis fiscal que experimentó por el gran número de conflictos que tenía abiertos por las rebeliones en los territorios coloniales lo que, le llevó a grandes pérdidas de territorio. Por consiguiente, esto provocó un declive económico que impactó en su influencia. Además, hay que añadirle la dependencia que tenían de los metales preciosos, que provocó una inflación. Asimismo, hubo un un alto estancamiento intelectual junto a altos índices de corrupción.

¿Que hubiese sido de la superpotencia económica del Imperio Español si todo esto no hubiese pasado?

En primer lugar, sin la decadencia económica, España mantendría su influencia en Europa y en el mundo por más tiempo, afianzándose como una potencia global. Tendría una economía fuerte gracias a sus dominios en las rutas comerciales, siendo un líder total. También pesaría mucho su influencia en Europa, manteniendo alianzas y siendo un líder en las negociaciones; asimismo, resaltaría su economía respecto al resto. 

Al mantener su liderazgo en el comercio internacional, podría seguir expandiendo su red comercial y sus relaciones con el nuevo mundo descubierto que tiene grandes materias que explotar, imprescindible para su fomento industrial y obtener el monopolio total.

Podríamos haber tenido más presencia en asuntos internacionales para tomar decisiones importantes, aportando contribuciones culturales y científicas en ámbitos de arte, ciencia y tecnología.

La implantación de reformas económicas efectivas habrían dado lugar a un temprano desarrollo industrial y no habría sido relegado por Inglaterra, siendo España pionera, compitiendo en la producción de bienes y tecnología a nivel internacional.

Una economía próspera reduciría el nivel de conflictos internos, que ha vivido España en los consecuentes años posteriores, promoviendo una mejor gobernanza. Esto habría evitado tensiones e incluso las inestabilidades políticas y sociales, pero nunca podremos llegar a saber con certeza que hubiera pasada si nada hubiese pasado.    

Con un control más firme sobre las colonias, España habría invertido en su desarrollo, estableciendo estructuras más sólidas para la extracción de recursos y generando beneficios económicos más sostenibles a largo plazo.

No habría sido relegada por el Imperio Británico y habría podido llevar acabo una estrategia para no perder todo tan rápido relativamente, y haberlo mantenido el mayor tiempo posible y haber decidido de una manera más consciente que batallas merecía o no la pena luchar. 

Imaginar este escenario nos lleva a considerar cómo una economía fuerte y una gestión eficiente podrían haber forjado un futuro distinto para España, manteniendo su posición como potencia global y potenciando su desarrollo económico, político y colonial.

Aunque la historia tomó un camino diferente, reflexionar sobre estas posibilidades nos permite comprender la complejidad de los eventos históricos y cómo ciertos cambios podrían haber influido en el curso de la humanidad.

Por desgracia, solo podemos pensar en situaciones imaginarias, y en que podía haber pensado creando nuestras propias utopías pero nunca sabremos que hubiese podido pasar.

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